sábado, 8 de diciembre de 2007

Soy una osa polar

En invierno tengo la impresión de vivir en la cueva del lobo. Ahora son las cinco y cuarto de la tarde y es noche cerrada, por ejemplo. Ojalá existiera un método mágico que me hiciera hibernar como una osa todo el invierno y despertarme en carnavales. Odio el invierno en Colonia. Los alemanes se inventan historias para no aletargarse y verle el lado bueno a esta mierda de estación: mercadillos de Navidad con su vino caliente, se autoconvencen de que mola quedarse en casa frente a la tele viendo "Germany's next Top Model" arropados con una gruesa manta y bebiendo té caliente... Cada vez que alguien me dice que el invierno "tiene su aquel" se me hincha la vena del cuello... En fin, los dejo que vivan en la ignorancia.
Yo, que vengo del país de la luz y el arcoiris, lo paso fatal en invierno. Los primeros años me deprimía de verdad; ahora he pasado simplemente a dormirme por las esquinas. No me gusta desperdiar horas útiles de mi vida de esta manera, pero es que no lo puedo evitar!!! No sé si decir que soy una osa o la bella durmiente, que queda más fino y bucólico. Bueno, corto y cierro, que me vuelvo a la cama... No, es broma, voy a intentar hacer algo provechoso de lo que queda del día, que no es mucho.
Dulces sueños desde la cueva

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hermosa, tan pronto como pueda arreglar un fin de semana y unos billetes, ahí me tienes, en la Kyffhäuserstrasse! Me alegra saber de ti y me imagino el invierno kolonés. Por el mediterráneo, ya sabes, todo es mucho más suave. Hoy llegué a las 8 de la mañana a casa después de una larga noche y el amanecer fue precioso.

Anónimo dijo...

Venga no me jodas si eres una gallinácea! ;)

Besotes desde el sofá de la Krefelderstr